El Puente de Brooklyn es, sin duda, uno de los símbolos más reconocidos de Nueva York. Se inaguró en 1883 y en ese momento era el Puente colgante más grande del mundo. Es una representación muy importante de la ingeniería del s. XIX por su innovación y por ser el primero suspendido mediante cables de acero.
Mide 1.825m de largo, y se tarda en recorrerlo a pie entre 30 y 40 minutos, (dependiendo de las paradas que hagáis) también se puede hacer en bici, pero recomendamos hacerlo dando un paseo para disfrutar de las impresionantes vistas de Manhattan. Haga buen día o no, el puente siempre está lleno de gente, y eso es parte de la gracia del mismo, aunque si tenéis jet lag y os levantáis muy temprano, os sugerimos ir a ver el amanecer allí. A penas hay gente cruzándolo y es una experiencia mágica.
Para atravesar el puente desde Manhattan, debéis bajaros en la parada de metro Brooklyn Bridge-City Hall, que queda justo delante del puente, y una vez hecho todo el paseo llegaréis a Dumbo (Brooklyn).
Al otro lado del puente encontraréis restaurantes, cafés y tiendas, todo bastante turístico, también está la playa de Brooklyn, que está entre el puente de Brooklyn y el de Manhattan, ideal para pararse a descansar, y contemplar las vistas, mucha gente va a comer allí de picnic y el Brooklyn Bridge Park , dónde hay innumerables actividades (sobretodo en verano), clases de yoga, conciertos, teatro, preyecciones de películas y muchas más. www.brooklynbridgepark.org
También podéis adentraros en el famoso barrio de Dumbo y disfrutar de sus galerías de arte, lujosos lofts y tiendas chic.
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